En este último año hemos oído hablar mucho del Open Banking. Entre todo este ruido a veces podemos perder la noción de lo que es éste realmente. Es por esto que en este artículo nos proponemos explicarte en profundidad en qué consiste este nuevo servicio financiero.
Open Banking: el origen del concepto
El concepto Open Banking parte de la idea de “innovación abierta” (Open innovation), término promovido por Henry Chesbrough en 2005, que está muy relacionado con los cambios en la actitud de la propiedad de los datos materializados en la GDPR y en el movimiento Open data.
El movimiento Open data hace referencia a la idea de que ciertos tipos de datos tendrían que estar disponibles para todo el mundo, sin restricciones de copyright, patentes u otros mecanismos de control.
A partir de esta idea, surgió el Open Banking, como una forma de abrir los datos financieros de los clientes a terceros para que estos pudieran obtener mayores beneficios y un mejor control de sus datos.
Para adaptarse a esta nueva realidad, promover la competencia en el mercado y fomentar el Open Banking, la Unión Europea impulsó en 2015 una nueva directiva sobre pagos financieros, PSD2, que actualizaba la legislación del 2009.
La aprobación e implementación de la directiva PSD2
En octubre del 2015 el Parlamento Europeo adoptó la Directiva Europea de Servicios de Pago, también conocida como PSD2 (Payment Service Providers). Esta nueva regulación se aprobó con el objetivo de crear un mercado único de pagos en el conjunto de la Unión Europea y así promover la innovación, competencia y eficiencia en el territorio europeo.
La ley pasó a ser efectiva en los 27 países miembros de la Unión Europea a partir del 13 de enero del 2018, con un periodo de transición que concluye a mediados del 2019. Desde entonces, los bancos se han visto obligados a adaptar su infraestructura y servicios, e incluso su modelo de negocio, para este nuevo marco competitivo.
La normativa supone una apertura por parte de los bancos de sus servicios de pagos a terceras empresas, los llamados Third Party Payment Service Providers (TPPs), siempre bajo el consentimiento del usuario. Esto se traduce en el permiso de acceso de terceros a las cuentas de los clientes del banco, la compartición de información financiera, con el objetivo de personalizar los servicios financieros a medida del cliente.
Hasta el momento, los TPPs se encontraban con muchas barreras a la hora de acceder al mercado de los pagos. No obstante, después de la aplicación de esta normativa, se espera la entrada de nuevos jugadores al mercado y, por lo tanto, un aumento de la competencia.
Las regulaciones del Open Banking requieren que los grandes bancos permitan a sus clientes compartir las transacciones de sus propios datos con terceros. Esta apertura de información es posible gracias a la implementación de APIs financieras (Application Programming Interface), que autorizan que el software de una empresa tenga acceso a la información de otra, permitiendo ofrecer productos híper personalizados en función de las preferencias del usuario.
En los últimos años los distintos países han dado grandes pasos para adaptarse a la nueva realidad del Open Banking. En Europa, uno de los que le ha dado un mayor impulso es el Reino Unido.
AISPs y PISPs
Probablemente el elemento más importante del Open Banking son los dos tipos de TPPs que emergen bajo la directiva PSD2. Estos son los AISPs y los PISPs, que significan respectivamente Proveedores de Servicios de Información de Cuentas Bancarias y Proveedores de Servicios de Iniciación de Pagos. Estas dos figuras son las que podrán proveer determinados «servicios Open Banking» de forma legal en el marco de la PSD2.
Como el nombre sugiere, los AISP’s son organizaciones que tienen licencia para usar las APIs abiertas de los bancos para acceder a los datos de los clientes para ofrecer diferentes tipos de servicios. Un ejemplo común son las conocidas Apps móviles de finanzas personales, conocidas como PFM‘s (de «personal financial manager»). Estas aplicaciones ayudan a las personas a gestionar mejor sus finanzas mediante el análisis de sus datos bancarios, ofreciéndoles consejos y productos que se adapten a sus necesidades específicas.
Por contra, los PISPs son empresas que se dedican a gestionar pagos mediante transferencia bancaria directa. En vez del método tradicional, en el cual el cliente debe proveer sus datos personales y los de su medio de pago a un proveedor de servicios de pago, este proveedor entonces envía una petición al banco del cliente, y el banco aprueba o rechaza la petición, los PISPs usan las credenciales de la banca online del cliente para ejecutar el pago con su autorización sin intermediación. Esto tiene la ventaja de ser más rápido, más seguro, y de exigir menos información al cliente. En vez de tener que proveer todos sus datos personales y la información de su tarjeta de crédito, basta con un simple usuario y contraseña.
Y estos servicios no son cosa del futuro, ya están disponibles en el mercado ahora mismo a traves de APIs Open Banking como los motores de Agregación Bancaria y de Iniciación de Pagos de Unnax. Aquellas empresas que quieran incorporar soluciones Open Banking a su operativa ya pueden hacerlo.
El Reino Unido, a la cabeza del Open Banking
El Reino Unido es uno de los territorios europeos que más ha impulsado el Open Banking. De hecho, un año después de la aprobación en 2015 de la PSD2 la Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido (CMA) emitió un fallo que exigía que los nueve bancos más grandes del Reino Unido (HSBC, Barclays, RBS, Santander, Banco de Irlanda, Allied Irish Bank, Danske Bank, Lloyds y Nationwide) permitieran a empresas autorizadas acceder a los datos de las transacciones.
Estos bancos crearon además bajo el amparo de la Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido (CMA) la Entidad de Implementación de Open Banking (OBIE) para promover la apertura de los datos financieros en el Reino Unido.
La iniciativa británica de impulso del Open Banking ha servido de inspiración para muchos países de Europa y más allá del viejo continente.
El Open Banking fuera de Europa
Australia
Australia es uno de los países que se ha inspirado más en la experiencia británica de implantación del Open Banking. En este sentido, el gobierno australiano presentó un informe con 50 sugerencias relacionadas con la implementación de la banca abierta. Ha establecido una primera fase para que los grandes bancos abran sus datos en julio de 2019.
Canadá
El gobierno canadiense ya ha impulsado un informe donde se evalúa como se tiene que introducir el Open Banking que, por el momento, ha chocado con la principal asociación de la banca. No obstante, en los últimos meses parece que ha habido un acercamiento de posiciones por parte de los grandes bancos.
Japón
La actitud del gobierno japonés respecto al Open Banking viene marcada por la discreción. No obstante, la entrada en vigor de la PSD2 europea ha propiciado que en 2017 se haya enmendado la Ley de Banca del Japón para pedir que las entidades bancarias creen APIs para colaborar con las fintech en los próximos dos años. Se prevé que un mínimo de 80 entidades abrazarán las APIs abiertas el año 2020.
Nueva Zelanda
Es un país de a penas 4 millones de habitantes que se ha volcado en el Open Banking, a través de la asociación Payments NZ y una prueba piloto en la cuál participan los principales bancos del país. Se trata de una experiencia que toma su inspiración en la iniciativa británica.
A nivel global, hace nueve años se impulsó una iniciativa para promover código abierto para desarrollar las APIs necesarias para la implementación de la banca abierta.
Open Banking Project, una iniciativa global
El director general de TESOBE, Simon Redfern, impulsó en 2010 el Open Bank Project (OBP), una iniciativa para facilitar código abierto para desarrollar aplicaciones que faciliten el desarrollo de la banca abierta.
El OBP es una API de código abierto y una tienda de aplicaciones para bancos que permite a las entidades financieras mejorar de forma segura y rápida sus ofertas digitales utilizando un ecosistema de aplicaciones y servicios de terceros.
OBP se ha inspirado y es compatible con estándares y marcos regionales como UK Open Banking, STET y Berlin Group.
El Open Banking es una propuesta global que además de aumentar la competencia en el mercado bancario, proporciona muchas ventajas a los usuarios.
Beneficios del Open Banking para el usuario
En la práctica, esta innovación se traduce en la autorización directa que el usuario realiza al comercio o bien a través de pagos online, con el objetivo de que éste ejecute pagos a su nombre sin tener que pasar por intermediarios. En definitiva, el comercio y el pago se comunican de forma directa mediante la utilización de una API.
Con la banca abierta el usuario puede contar además con muchas más opciones para gestionar su dinero, préstamos y pagos.
Tanto las empresas como los consumidores se pueden beneficiar de servicios de contabilidad mucho menos caros. Los sistema integrados se actualizan automáticamente con el envío o recibo de pagos y, de esta forma, pueden disfrutar de una reducción de las tasas de preparación.
La nueva directiva PSD2 facilita la entrada de nuevos proveedores de servicios de pago, por lo que para el consumidor final se amplía la capacidad de elección de los servicios ofertados por el mercado. Esto supone un aumento de la competencia y, por lo tanto, la aparición de nuevos servicios más eficientes.
Adicionalmente, los nuevos servicios de iniciación de pago permiten a los usuarios realizar compras online sin necesidad de disponer de tarjetas de crédito o débito físicamente y, en la mayoría de casos, se prohíben las prácticas de cargos adicionales por pago mediante tarjetas de crédito o débito.
La seguridad del usuario ante todo
A pesar de los beneficios ofrecidos por este nuevo sistema bancario, se respira una cierta desconfianza entre los usuarios en cuanto a esta apertura de los datos. Queremos despejar todas tus dudas con respecto a la seguridad de este nuevo sistema que, además, permitirá ahorrar pesados trámites y ajustarse más a las propias necesidades e intereses.
Existe un marco normativo que garantiza el paso hacia un entorno digital, colaborativo y más beneficioso para el cliente. Los TPPs deben cumplir con las mismas reglas que los proveedores de servicios de pago tradicionales. Estas son: registro, autorización y supervisión por parte de las autoridades competentes. Además, los nuevos requisitos de seguridad incluidos en el texto de la PSD2 obligan a todos los proveedores de servicios de pago a intensificar la seguridad en torno a los pagos en línea.
No obstante, las startups financieras fintech tienen el reto de formar a sus usuarios acerca de sus propios servicios, con la intención de reducir la desconfianza y aumentar su consumo.
En este contexto de transformación bancaria, el usuario puede realizar un control sobre sus cuentas gracias al uso de herramientas APIs tales como los motores de Agregación de Cuentas y de Iniciación de Pagos de UNNAX. Un nuevo sistema que ya está disponible actualmente y que tiene mucho futuro.
El futuro del Open Banking
La Banca Abierta está aquí y transformará la forma en que podemos pagar los bienes y servicios y administrar nuestras finanzas. El Open Banking crea una importante oportunidad de mercado y ofrece un gran potencial para revolucionar el panorama de los servicios financieros.
Según datos de la consultora PWC en un estudio conjunto con el Instituto de Open Data, se augura un futuro espléndido para el Open Banking. Si nos fijamos en las perspectivas para el año 2022, la oportunidad de ingresos creada por la banca abierta será de 7,2 billones de libras esterlinas, el 71% de las Pymes esperan utilizar entonces un servicio de Open Banking y el 64% de los adultos piensan beneficiarse de un servicio de banca abierta para ese año.
La consultora tecnológica Gartner va un paso más allá en las predicciones y asegura en un informe reciente que en 2030 la mayoría de bancos serán irrelevantes y augura que las empresas fintech serán las claras vencedoras de un mercado financiero marcado por el Open Banking.